30/6 – LA NOCHE DEL CAZADOR en CINÉFILO

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21 HS. – CINÉFILO – Bv. San Juan 1020 casi esquina Mariano Moreno, Córdoba Capital

LA NOCHE DEL CAZADOR presenta su nuevo ciclo: High musical cinema. Canciones, clubes y princesas

Las huellas de un tiempo ya ido y un tenaz anacronismo, el transcurso de laHistoria y una fábula milenaria.¿Qué conecta a un lm que nos advierte una evocación y a otro que nos sumergeen el presente?: el pertenecer. El horizonte grupal de Voces distantes, vidaslejanas(1988) y el deGo Go Tales(2007) puede no ser el mismo, pero el sentidocomunitario sí lo es.¿Cuál es el paralelo entre un lm sobre un devenir civilizatorio y otro acerca de unainstantánea preciosista?: el exorcizar. Las geografías culturales de Opera Jawa(2007) y de Princesa Raccoon (2005) probablemente sean disímiles, eldesmantelamiento del fantasma del exotismo seguramente no lo es.¿Y qué hay entre esos recuerdos, estas voluntades y aquellas historias de amor?.¿Cuál es su sutil amalgama, su distintiva ejemplaridad escénica?: el mancomunar.Reunir centrípetamente el espacio público y el espacio privado de la existenciacotidiana para luego difuminarlo centrífugamente en el espacio poético de unaexistencia cinematográca.Acaso convertir canciones en clubes, clubes en óperas, y óperas en princesaspueda resultar un tanto extraño, tal vez algo misterioso, o incluso quizá mágico.Acaso los pareceres del cine sean las realidades de la vida.

Fernando Pujato

21 hs. – Distant voices, still lives, de Terence Davies (Inglaterra, 1988, 85 min.)

Una de las mejores películas británicas de todos los tiempos de uno de los directores menos conocidos de dicha cinematografía nacional, Voces distantes es una exposición magistral de cómo emocionar en el cine sin apelar a la manipulación ortodoxa y al sentimentalismo kitsch, más aún cuando se trata de retratar autobiográficamente la vida de una familia, católica y proletaria, de Liverpool, durante las décadas del ’40 y ’50 del siglo XX. Un prodigio formal, la historia podrá ser sencilla, aunque no por eso banal. En efecto, este es un film en el que la recolección de los recuerdos (fiestas, una guerra, dos casamientos, un funeral, el amor por la música y el cine) se materializa en imágenes, imitando el funcionamiento de la memoria. Así, la música popular inglesa constituye un sonido emocional colectivo que atraviesa las generaciones y explica en parte la intimidad. Es historia sonora. Tal procedimiento está acompañado por un trabajo en la textura y tonos del film, además de que las elecciones de encuadres y movimientos de cámara también enfatizan el trabajo del recuerdo. Véase el pasaje en el que uno de los personajes, Eileen, tras su boda, extraña a su padre mientras abraza a su hermano. Un paneo lento hacia la izquierda va yuxtaponiendo escenas pretéritas en las que mostrando y no diciendo se explica por qué a este personaje le duele la ausencia de su padre. Esta es una de las tantas secuencias magistrales de esta obra maestra de Terence Davies.

Roger  Koza

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